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 Ciclo “En tiempos de COVID consciente”. Resiliencia

 

 

 

                                                                       Práctica de la Autocompasión

 

Es una sugerencia para realizar cuando estés dispuesto/a a ello . No necesitas un lugar concreto ni un momento del día. Tú decides cuándo es el momento más adecuado.

 

Cierra los ojos suavemente. Respira conscientemente durante unos segundos.

Evoca ahora mentalmente momentos en los que te has sentido querido/a, acogido/a, relájate y ábrete a sentir lo que eso te aporte.

Trae a tu memoria personas por las que has sentido compasión en su sufrimiento y siente esa actitud solidaria de ayuda.

Deja que toda esa sensación se asiente en ti. Finalmente, reconoce en ti los momentos en que estás triste, estresado, o dolido y muestra esa misma compasión como observador de lo que te está pasando. Eres otra persona que está observándote.

Muestra compasión hacia ti. Trata de fijar esas sensaciones con alguna imagen que te venga a la mente: un agua cálida que te envuelve, un manta que te cobija, un fuego que te alivia el frio del invierno…

Permite que todo, esa imagen y la sensación queden asociadas en tu pensamiento, sin esfuerzo. Permanece unos segundos notando, percibiendo lo que está pasando ahora en todo tu cuerpo.

Abre los ojos y continúa con la tarea que tuvieras.

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                                                                       Práctica de la Aceptación

 

Es una sugerencia para realizar cuando estés dispuesto/a a ello. No necesitas un lugar concreto ni un momento del día. Tú decides cuándo es el momento más adecuado.

 

 

Cierra los ojos suavemente. Respira conscientemente durante unos segundos.

Trae a tu mente escenas de la actualidad, de los tiempos que estás viviendo y desde lo que observes a tu alrededor, bien sea la situación política o de salud, identifica algo que no sea muy halagüeño, que no resulte muy agradable. Obsérvalo y decide aceptarlo conscientemente situándote como en una línea de salida hacia la mejora de esa situación.

Siente qué posibilidades aparecen entonces, siente cómo se comporta tu cuerpo y tu mente.

Observa las dificultades que se presentan sin abandonar la base en la que te sustentas: la aceptación y la decisión de mejora. La aceptación mírala como una actitud de comienzo de algo nuevo, no de final de nada o de abandonarse en la indolencia.

Puedes decir en voz alta frases que te reaviven el sentido de la aceptación: acepto esta situación de fracaso…, acepto es parte de mí que es la tristeza, o el desánimo…

Después déjate sentir en los efectos que se van produciendo. Puedes terminar con un gesto de autocompasión: abrazándote, dando gracias por estar aquí. Respira conscientemente unos segundos y abre los ojos. Prosigue después con lo que tengas que hacer.

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